A pesar de no llegar a las altas cotas demográficas y de exposición de las que gozan las ciudades de nuestro país, los habitantes de este municipio conquense [3671 (INE, 2023)] pueden hacer alarde de varias cosas. Empezando por su rico patrimonio, el cual no solo está definido por una arquitectura y costumbre religiosas profundas, sino que en su momento fue lugar puntual de pernoctación del primer rey de la dinastía Borbón en España, Felipe V, cierta noche de, casualmente, un mes de septiembre, en el año 1706. De ello es testigo la Casa de la Cadena.

Tiempo antes, ya desde el siglo XVI se distinguió entre las poblaciones circundantes por ser lugar vinculado a la presencia, más o menos prolongada según el caso, de figuras de renombre: comendadores, como la familia Céspedes (de la cual Alonso "el bravo Capitán" fue una figura preeminente) y los Vélez de Guevara, Pedro e Íñigo (padre e hijo, respectivamente); así como los religiosos Martín y Pedro Cruz de Tribaldos [este último, designado prior de Uclés (1621-1625)] y el abad Juan de Orea. 

Ya por el Siglo de las Luces, ilustrados como Lorenzo Hervás y Panduro, cuya prolija obra sobre más de 300 lenguas le valdrían el sobrenombre de "padre de la filología comparada". Esta fama en las letras no terminaría aquí, pues en el siglo siguiente, ya sobradamente en marcha la Real Academia Española, ocupó su silló de la letra k el crítico literario, arabista... y horcajeño Cándido Ángel González Palencia.

«¡Vítor, Vítor!»

No obstante, y sin menospreciar las hazañas de tales figuras, es la fiesta del Vítor, declarada de Interés Turístico Regional, la que ha dotado de considerable fama y asombro a Horcajo de Santiago. 

Allá por 1836, año en que la reina de la Pragmática Sanción, Isabel II, apenas contaba con 6 años y su madre, M.ª Cristina de Borbón, regía los destinos de una convulsa España, una columna carlista, comandada por Miguel Gómez Damas, asoló Horcajo de Santiago el 5 de diciembre. Al día siguiente, los carlistas tomaron a varios jóvenes horcajeños como rehenes, sumiendo en un sinvivir a varias familias. 

El 7 de diciembre, habiendo sido restituido el orden con la llegada a la villa del constitucional Regimiento de la Princesa con Diego de León a la cabeza, un toque de campanas convocó a autoridades y vecinos de Horcajo de Santiago a la Iglesia Parroquial de N.ª S.ª de la Concepción. Allí se entonaría el célebre Te deum como bendición para dejar atrás el mancillamiento del templo y, especialmente, como súplica de protección a la virgen hacia los horcajeños secuestrados (quienes volverían, tiempo después, sanos y salvos). Este gesto piadoso se repetiría en las ermitas de la localidad en aquel día, acudiendo la comitiva antorcha en mano, encabezando sus pasos el portador del estandarte de la Inmaculada Concepción.

Precisamente, como continuación de aquella simbólica unión protectora del pueblo, Horcajo de Santiago ha extendido desde entonces, año tras año, su procesión del estandarte de la Inmaculada, sumando a los religiosos el resto de enclaves del municipio. Al estandarte, cuyo avance es ralentizado por sus enfervorecidos devotos, lo aclaman salvas de sobra reconocibles y que han suscitado curiosidad y fascinación por prensa y visitantes: «¡Vítor, Vítor!».

Otras fiestas

• Santo Niño del Remedio: 13 de junio.

• N.ª S.ª la Virgen del Carmen: 16 de julio, precedida por su novenario.

• N.ª S.ª la Virgen del Rosario: segundo fin de semana de agosto.

• Feria y Fiestas en honor al Stmo. Cristo de los Aparecidos: 14-16 de septiembre.

• Festividades de San Antón, San Sebastián, San Blas, Santiago Apóstol y Santa Ana: en los días de sus correspondientes onomásticas.